Es lógico pensar que una grabadora es necesaria para un escritor, sin embargo solo me di cuenta de ello cuando, sin dejar los relatos, comencé a escribir algo más extenso. Para conocer bien la historia que quería contar, tenía que preguntar a familiares y amigos del protagonista. Éstos inmediatamente comenzaban a nombrar a multitud de personas y a divagar de anécdota en anécdota de manera que con mis notas y mi memoria me resultaba imposible seguir su red de influencias y amistades. Más difícil establecer el orden en que habían ocurrido las historias que me contaban. Cuando resolví grabar todas las entrevistas fui capaz de trabajar con el material y establecer la línea cronológica de los momentos que marcaron su vida así como la red de personajes que le rodeó. Sin embargo lo más importante no fue todo esto. Escuchar las conversaciones me trajo matices, silencios y cambios en el tono de voz. Momentos especiales que durante la conversación pasaron desapercibidos.
Otras utilidades
Para las conversaciones con expertos a la hora documentar tu obra, resulta más útil de lo que parece usar una grabadora de forma que el diálogo pueda fluir sin paradas para anotar en un cuaderno, y sin la presión de olvidar algo. Esto te permitirá hacer preguntas espontaneas y adaptarte continuamente al discurrir de la conversación, que no pocas veces te sorprenderá y tomará un rumbo inesperado. De paso ya que la tienes puedes emplearla para recoger tus propias impresiones sobre alguna experiencia mientras la sensación es vívida, grabar los sonidos que envuelven un lugar para luego recordarlos a la hora de describirlo,
o incluso por qué no, puedes grabarte explicando alguna idea para una escena que se te ocurra en cualquier momento. Es cierto que para todo esto se pueden emplear aplicaciones en el móvil. El concepto es el mismo. Es muy útil para un escritor utilizar grabaciones de sonido. Por si fuera poco existen aplicaciones y programas para transcribir la grabación a texto, pero esto lo dejo aquí ya que hasta el momento no lo he probado.
Por otro lado es aconsejable que la grabadora tenga salida para comunicarse con el ordenador. Puedes reírte pero eso es exactamente lo que me pasó con mi primera grabadora.
Un ejemplo alentador
En el artículo, que puedes leer completo en su versión original, The Secret to Writing Fast and Furious, Katie Ganshert nos explica:
“Durante los últimos tres días, escribí 25.000 palabras. Con mucho, la mayor cantidad que he escrito en un lapso tan corto.”
“he usado una grabadora de voz. Cuando se trata de producir una salida masiva de palabras, esta es mi arma secreta.
¿Por qué?
Porque encuentro la página en blanco muy intimidante. Es tan difícil para mí sentarse delante del ordenador y crear algo de la nada. Caminar en la cinta y hablar en una grabadora de voz, sin embargo, es fácil. Así fue como empecé cada día. Hablé de las escenas. Lo bonito de este método es que se silencia por completo el temido editor interno. No hay cursor parpadeante. No hay ninguna página en blanco. No hay un hombre crítico que se sienta en tu hombro, leyendo cada frase y moviendo la cabeza. Sólo hay un botón rojo de grabación.
Una vez que terminaba, me sentaba en la computadora, escuchaba mi voz, y escribía tan rápido como mis dedos permitían. Parando de vez en cuando para dar cuerpo a algunos detalles.”
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