Conferencias, presentaciones de libros y otros
El último día de marzo de 2017 Letras Corsarias organizó un encuentro especial para ellos: la escritora Marta Sanz, madrina de la librería desde sus primeras horas, viene a presentarnos su último libro, Clavícula.
Fabio de la flor, de la editorial Delirio, que acompaña a Marta, dice “Desde que letras corsarias existe la ciudad se ha vuelto divertida”. Y de inmediato comienza a hablar sobre Clavícula: Es una novela marcada por el dolor, lírica. Nos lee un fragmento, que incluye los característicos listados de la literatura de Marta, en torno a una idea o concepto. Fabio destaca la segmentación narrativa, la manera en que el propio libro se articula. El formato además de un diario es poético y extraordinariamente lírico y regodeado en el léxico. Existe una introducción de lo social, y él plantea si se trata de un dolor reflejo del dolor social, de su desestructuración.
La propia autora no la llamaría novela sino un texto híbrido donde lo que más pesa es una voz de tipo poético. Surge de una experiencia vital y real de un dolor que ella sufre en paralelo con la publicación de Farándula y el premio Herralde. “Espero que sea físico y no me impida disfrutarlo”, pensó. Clavícula empieza con una reflexión sobre el dolor físico y psíquico. Se trataba de una somatización anomia surgida del desconcierto y la presión social. Y de ese desconcierto nació Clavícula, su escritura surgió como una necesidad. De repente se convirtió en una escritora visible, que nunca antes había tenido que hacer tantas entrevistas, y con ello tuvo que digerir las palabras de crítica que empezaron a llegarle y por otra parte las amables de otra gente que la quería. No es un libro pensado para ayudar a nadie pero sí tiene una visión optimista de la comunicación literaria.
En Madrid presentaron la novela Edurne Portela y la ginecóloga de Marta, que era la que más tenía que decir sobre el libro. La ginecóloga lo primero que dijo es que pasaba como con la sequedad, el dolor de huesos y el malestar que lo justificamos con la menopausia pero es que nos vamos haciendo mayores y acercando a la muerte inexorablemente. La librería se llena de risas cuando Marta cuenta esta anécdota.
La escritora piensa que la literatura no es inofensiva y que siempre se queda algo en el lector. Marta se siente más identificada con la literatura poética, que con la ficción con tramas sorprendentes y personajes maravillosos. Quería contar una historia común, que mucha gente habrá vivido, y no cautivar al lector por medio de la curiosidad, de sorprender, sino legitimarlo como literatura por el uso del lenguaje de la realidad. Siempre contamos una cosa a través de otra, a través de una metáfora, y ella decidió apartar eso y utilizar la metáfora de la carne y “fusionar lo pedante y lo paleto”.
Nos recomienda que leamos “El paseo” de Robert Walser, quien dice que los lectores que tienen que ser sorprendidos y no se fijan en la grandeza de las cosas pequeñas y repetidas son lectores infantilizados. Y la escritora se siente identificada con esto.
Marta Sanz habla con naturalidad y cercanía, como quién está charlando con un grupo de amigos y tomando un capuchino.
La autora ha apostado por una literatura que se acercaba mucho más a la lírica y la capacidad combinatoria de las palabras y del lenguaje, que a los recursos tradicionales de la narrativa. Se podría divulgar clavícula como un texto poético.
En cuanto a la estructura como texto híbrido, por un lado la parte central nos habla de su adicción al lorazepam, (hace un pequeña reflexión con mucha gracia de como se ha ido haciendo mayor a través de los cambios de una adicción por otra a lo largo de los años). Por otro lado hay un poema, resultado de un viaje a Manila con miedo a que su sensibilidad se fuera a romper y luego se inmunizara (También tiene su anécdota). Todo eso está recogido en Clavícula. Hay textos líricos, discursivos, ensayísticos, etc. Quería que la fractura del cuerpo del texto fuera reflejando las fracturas del dolor en su propio cuerpo.
La escritora sigue hablando sin tapujos.
En cuanto a la cubierta, cuando no sabes cómo decir lo que te pasa tiendes a dar vueltas, y eso la recordaba a las variaciones musicales. Entonces intervino su padre que fue el verdadero culpable de la portada, el que sugirió que la clave debería acabar en flecha. Quería expresar autenticidad, abriéndose en canal de forma impúdica. En clavícula se cuentan muchos episodios tragicómicos, pequeñas cosas cotidianas de manera que se pudieran reconocer las víctimas del capitalismo avanzadas que somos todos.
Emplea el género autobiográfico (que es un género tradicionalmente onanista, vanidoso, etc.) para expresar precisamente lo contrario. El individuo nos encapsula en la atención a la apariencia externa y lo que nos salva de todo esto es el amor.
Con el humor pudo meter el dedo en la llaga en el libro hasta el fondo.
La autora nos recomienda una reseña en la revista la marea que dice clavícula es “una poética de la fragilidad“. Es una reivindicación de nuestro derecho a quejarnos, en un mundo donde debemos ser fuertes. Marta dice que quejarse es bueno y compartirlo con los demás es útil desde el punto de vista personal, publico, político etc.
Llegado este momento Marta pide al público que por favor pregunten lo que quieran.
¿Has sufrido mucho escribiendo el libro?¿eres hipocondríaca?
Hipocondríaca lo normal, como cualquiera. En el libro lo utiliza pero para contar las cosas. Este libro ha sido el menos doloroso de escribir para ella porque ha sido catártico, el proceso de escritura ha sido más liberador que doloroso. Le ha hecho mucho bien.
Las intervenciones de los asistentes generan un ambiente divertido y nuevas carcajadas.
Un chico lee un Poema de Claudio Rodríguez porque dice que parece que Claudio ya había leído clavícula cuando escribió el poema.
Hay nuevas preguntas y aportaciones. Un médico le dice que le gustaría que hubiera visto a los alumnos de cuarto que empiezan a sufrir síntomas de todo lo que estudian. Y que el beso más bonito es en la clavícula. Esto da origen a un intercambio de anécdotas médicas y las de Marta.
La escritora cierra el encuentro con la lectura de un fragmento de clavícula.
La librería está llena. Marta Sanz se ha mostrado natural y sin complejos, dicharachera.