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Andrés Neuman y el proceso de escritura de una novela

30 de noviembre de 2018, Salamanca

Hoy el Aula Minor de la Facultad de Filología se llena para escuchar a Andrés Neuman, hay universitarios hasta sentados en las escaleras. Y yo recuerdo mis tiempos de estudiante, cuando asistía a conferencias sobre el desarrollo de proyectos de ingeniería y las paredes hacían eco. En fin. Andrés Neuman.
Le acompaña la profesora Paqui Noguerol, quien se dirige a los alumnos que van llegando por su nombre. Y esta situación tan normal me hace pensar que en mi época de universidad, de nuestros nombres ni rastro. En fin. Andrés Neuman.
Andrés Neuman nos habla del proceso de creación de dos de sus novelas, “Fractura” y “El viajero del siglo”, no sin antes advertir que

cada libro inventa su propio método.

Y es que el autor no cree en la experiencia adquirida a la hora de escribir, sino en el candor de la primera vez, cuando no sabes qué va a pasar, y al mismo tiempo, la entrega de la última vez. Es decir, que cada libro debe escribirse como si fuera el primero, pero también pensando que quizá sea el último.
Como referencia a esto, nos habla de la escritura que tanto nos embelesa de Roberto Bolaño, quien desde muy joven, escribió pensando que quizá fuera último libro, debido a su enfermedad.

Nos enseña fotos de su propio escritorio de trabajo. Nos habla de cómo escribir una novela transforma el espacio donde vives, y se va apoderando de él. Aparecen fotos y esquemas por las paredes. Un plano inventado de una vivienda inspirado en apartamentos reales. Material de la investigación para dar forma a los lugares en los que habita el personaje, su barrio, sus calles. Un esquema de la novela que va creciendo y cada poco hay que rehacer. Libros de documentación se amontonan en las superficies. Sobre la cultura, o las empresas de Japón, para la novela “Fractura” y su personaje de Tokio. Las notas se multiplican. Menos mal que Neuman las ordena en montones, uno para cada capítulo.
Pero la novela no se queda ahí, una vez colonizada tu habitación, y hasta tu casa, se va contigo de viaje. Si te mudas por algún motivo, allá donde estés va el ordenador para escribir y aparece un corcho con fotos y recortes y un atril para las notas.
Otros viajes se realizan expresamente en busca de documentación, para saber cómo es un escenario en realidad, y estas instantáneas son imprescindibles, ayudan a hilar los detalles e inspiran otros. Algunos lugares defraudaron las expectativas de Neuman, mientras otros inesperados alimentaron la novela.
Neuman nos cuenta que escribió muchas páginas sobre temas que había investigado y que luego las borró. Nos mostró los listados de correcciones de cada novela. Tanto en la versión original, como en las traducciones, durante las cuales Neuman mantiene una constante comunicación con los traductores. Como resultado, la versión inglesa de “Fractura” cuenta con 20 páginas menos.
Dice Andrés Neuman,

que uno pierde el control sobre su propio libro. Y que un libro no se acaba nunca, hasta que su editor muere.

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